La brillante versión de Rossini del clásico de cuento de hadas, una ópera mágica con un canto asombroso considerada una joya de la corona de la ópera belcantista, deja que nuestra heroína maneje su propio destino, sin necesidad de hada madrina. No es sólo la belleza lo que conquista el corazón del príncipe (aunque ella consigue un vestido impresionante), sino que el amor y la bondad triunfan sobre la codicia y la vanidad. El virtuosismo vocal, la belleza lírica y las travesuras de Rossini dan vida a este dulce cuento. Al mismo tiempo, el director Michael Shell potencia su carácter lúdico con una producción inspirada en Wes Anderson que brilla con luz propia.